“El cambio de escala es a veces una cuestión de supervivencia. Primero vemos la montaña y luego dibujamos una línea en el mapa. Así, línea a línea, formamos la cordillera que no podemos abarcar con los ojos y, solo a través del ejercicio de la reducción, somos capaces de trazar un camino, tal vez, también, de transitarlo. De todo lo que nos importa y no comprendemos terminamos por dibujar un mapa, alterando al hacerlo el verdadero tamaño de nuestra ignorancia.”

viernes, 11 de julio de 2008

EL LIBRO FAVORITO DE AMATERASU

http://www.youtube.com/watch?v=H-cAgnZPago#

Raúl colecciona libros de tela. Cocina sueños de retales muertos, que deposita en viejas estanterías, unos encima de otros, apilados, para que la estantería no se caiga. Todas las semanas va en búsqueda de un nuevo libro, no necesariamente más interesante pero con una tela distinta a la anterior. Luego se va al bar más próximo, y se enfada si se le cae una gota encima de la tela de su libro. Piensa que todos son ejemplares únicos, y que cuando tenga cierta edad se hará anticuario, almacenará todas las estanterías y se esconderá en una habitación que alquilará para ver a la gente desfilar delante de todas las telas que con tanto esmero coleccionó. Y lo que un día le resultó tan valioso será algo de lo que quiera deshacerse.

Con Rebeca le sucedió algo parecido. Cuando era coleccionista de imágenes llegaron sus ojos, le parecieron como la tela más perfecta que pudiera haberse imaginado y los dejó en la estantería de su casa. Un día se dio cuenta de que lloraban… Una de las lágrimas cayó encima de la tela de uno de sus libros, lo estropeó y Raúl se enfadó mucho, tanto, que decidió tirar los ojos de Rebeca a un descampado enorme. Allí los vendió, deshaciéndose de lo que más quería, pero orgulloso con el cambio. Solo olvidó una cosa. La iba a echar de menos. Rebeca siempre secaba la última gota que se caía en su libro favorito. Entonces Raúl descubrió que él también sabía llorar. Ni todo el oro del mundo podría cubrir los numerosos daños de la devastadora inundación…



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Desafortunadamente, creo que todos hemos sido "Raúl" en alguna ocasión. A veces, nos obsesionamos con lo material, lo tangible, o lo palpable, sin darnos cuenta de que la esencia de la vida está, precisamente, en los sentimientos, en lo inmaterial y en lo intangible. Lo malo es que, como Raúl, muchas veces nos damos cuenta de ello después, cuando es demasiado tarde... ¿qué habrá pasado con los ojos de Rebeca? Por cierto, me ha encantado la canción de Lori Meyers!

Zodi dijo...

Veo que has empezado fuerte, con dos blogs a la vez y con el propósito de mantenerlos al día, buena suerte! jeje. Yo por mi parte prometo ser una fiel seguidora :D
...
Lo bueno de la historia de Raúl es aprender y no volver a dejar escapar lo realmente importante, esos sentimientos que son los que te sacan la sonrisa más sincera de la boca.
Un bsito pequeña Amaterasu