“El cambio de escala es a veces una cuestión de supervivencia. Primero vemos la montaña y luego dibujamos una línea en el mapa. Así, línea a línea, formamos la cordillera que no podemos abarcar con los ojos y, solo a través del ejercicio de la reducción, somos capaces de trazar un camino, tal vez, también, de transitarlo. De todo lo que nos importa y no comprendemos terminamos por dibujar un mapa, alterando al hacerlo el verdadero tamaño de nuestra ignorancia.”

viernes, 18 de junio de 2010

Abrirlo fue mucho más que dejarte entrar para destrozarlo.

Abrirlo fue recordar que podía hacerlo,

Aniquilar el miedo, dejarme el odio atrás.

Abrirlo dolió mucho y fue muy sincero.

Abrirlo me concedió otra oportunidad.

 

Cerrarlo dolió más, fue poco a poco,

Chirriando con cada caricia que esperaba,

Agotado de los sueños que no llegaron

Y de las promesas que eran tan solo eso.

Ilusión.

 

Me deshice y me estrujaste.

No tenías ningún derecho….

 

¿Dónde está mi corazón?

Déjame que lo envuelva lleno de cicatrices abiertas

Y se lo entregue a quien quiera amarlo.

Dámelo ensangrentado y sin esperanza

Para que lo ponga al sol y lo limpie de decepción.

He aprendido la lección y solo quiero volver a casa.

viernes, 11 de junio de 2010

Perdóname por ir así buscándote

tan torpemente, dentro

de ti.

Perdóname el dolor, alguna vez.

Es que quiero sacar

de ti tu mejor tú.

Ése que no te viste y que yo veo,

nadador por tu fondo, preciosísimo.

Y cogerlo

y tenerlo yo en alto como tiene

el árbol la luz última

que le ha encontrado al sol.

Y entonces tú

en su busca vendrías, a lo alto.

Para llegar a él

subida sobre ti, como te quiero,

tocando ya tan sólo a tu pasado

con las puntas rosadas de tus pies,

en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo

de ti a ti misma.

 

Y que a mi amor entonces, le conteste

la nueva criatura que tú eras.

 

Pedro Salinas

Un regalo para este viernes.... Perdón por las ausencias, nunca de espíritu, que siempre está aquí en la cueva... Os dejo un poema sencillo, que no simple. Maravilloso como un milagro, profundo y cálido. Para que lo guardéis como un pañuelo bordado o como las páginas amarillentas de un libro antiguo. O como la mejor foto de vuestra propia alma.