Hoy he recordado que me imaginaste siempre dibujada bajo los trazos de un sueño, con una flor en el pelo y una camisa blanca, con los labios pintados y mucho sol, sentada sobre tus rodillas.
Y me sigue pareciendo un anticipo de lo que queda por venir.
Lo malo, es que el futuro siempre es incierto. Lo bueno, es que moriré el día (o, más bien, estaremos muertos) en que eso ya ni siquiera sea algo que pueda volver hacia mí.
Cuando sale el sol intento volver a encontrar la posición, el minuto en el que puedo ser real, hasta que los últimos instantes de la tarde palidecen confundiéndose con los pétalos de una flor que engrosa mi lista de asuntos pendientes.
Y en nuestra lista ya no hay guiones, los fueron tachando los motivos que los podían alcanzar.
Y en nuestra vida ya no hay recuerdos. Porque son posibles.
1 comentario:
El pasado nunca vuelve, pero con sus pedazos derruidos, a veces es posible edificar el presente.
Besos.
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