“El cambio de escala es a veces una cuestión de supervivencia. Primero vemos la montaña y luego dibujamos una línea en el mapa. Así, línea a línea, formamos la cordillera que no podemos abarcar con los ojos y, solo a través del ejercicio de la reducción, somos capaces de trazar un camino, tal vez, también, de transitarlo. De todo lo que nos importa y no comprendemos terminamos por dibujar un mapa, alterando al hacerlo el verdadero tamaño de nuestra ignorancia.”

jueves, 31 de marzo de 2011

Hoy he recordado que me imaginaste siempre dibujada bajo los trazos de un sueño, con una flor en el pelo y una camisa blanca, con los labios pintados y mucho sol, sentada sobre tus rodillas.

Y me sigue pareciendo un anticipo de lo que queda por venir.

Lo malo, es que el futuro siempre es incierto. Lo bueno, es que moriré el día (o, más bien, estaremos muertos) en que eso ya ni siquiera sea algo que pueda volver hacia mí.

Cuando sale el sol intento volver a encontrar la posición, el minuto en el que puedo ser real, hasta que los últimos instantes de la tarde palidecen confundiéndose con los pétalos de una flor que engrosa mi lista de asuntos pendientes.

Y en nuestra lista ya no hay guiones, los fueron tachando los motivos que los podían alcanzar.

Y en nuestra vida ya no hay recuerdos. Porque son posibles.

1 comentario:

ralero dijo...

El pasado nunca vuelve, pero con sus pedazos derruidos, a veces es posible edificar el presente.

Besos.