“El cambio de escala es a veces una cuestión de supervivencia. Primero vemos la montaña y luego dibujamos una línea en el mapa. Así, línea a línea, formamos la cordillera que no podemos abarcar con los ojos y, solo a través del ejercicio de la reducción, somos capaces de trazar un camino, tal vez, también, de transitarlo. De todo lo que nos importa y no comprendemos terminamos por dibujar un mapa, alterando al hacerlo el verdadero tamaño de nuestra ignorancia.”

miércoles, 6 de abril de 2011

Las memorias de Fabián pasan por un cuento sin padre, por unas clases de natación sin nadie que vaya a recogerle y por la academia de un profesor que nunca veía que tenía la mano levantada. Él no lo eligió, pero se pasa la vida dejando que elijan por él. Nunca me preguntó por qué, pero yo sé que constantemente tiene miedo, de su sombra, de su historia, de las historias de los demás y de las que pasan por él, de moverse un palmo del suelo. A veces me mira queriendo decirme algo que es incapaz de vomitar. Fabián no se queja, no espera nada más de sí mismo y hace mucho que dejó de esperar algo de los demás.

Dentro de su locura simula que puede ir como todos los chicos de su edad con la mochila cargada de bocadillos de nocilla del colegio a casa, pero Fabián nunca tiene ganas de merendar. Le encantan los cuentos, los reales y los inventados. Dice que su vida es un cuento. De los inventados...