Me da la sensación de que Antonio Vega también tenía una cueva, inmensa, mucho más grande que la mía, de la que nunca pudo ni quiso salir. Ojalá todos fuéramos capaces de adaptarnos a los golpes de la misma manera. A pesar de ello, al igual que la tristeza crea grandes poetas, las abolladuras en la piel y en el espíritu crean grandes canciones.
Porque lloraste con algo que contó en lo que veías una parte de ti, lloras aunque no lo conozcas, aunque tengas solo un disco apilado entre muchos. Y de vez en cuando, en las tardes de mirar por la ventana, te da por poner “El sitio de mi recreo”. Desde aquí mi profunda admiración. Los compositores como él con sus letras hacen muchísimo más que música. Construyen, destruyen y reconstruyen almas.
A trabajos forzados me condena
mi corazón, del que te di la llave.
No quiero yo tormento que se acabe,
y de acero reclamo mi cadena.
No concibe mi alma mayor pena
que libertad sin beso que la trabe,
ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor contigo llena.
No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez, declare mi inocencia,
porque, en este proceso a largo plazo,
buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo.
No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez, declare mi inocencia
2 comentarios:
El anterior soy yo que me he equivocado XD.
Todos tenemos una cueva, mi blog es una forma de narrar mi vida, mis batallitas y literatura libre XD. Pero... yo no se mi blog, pero el tuyo... creeme, tiene mucha luz XD
Besos y no cambies :)
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