Este sábado, por fin, me voy de vacaciones. Estoy muy muy cansada. Aunque en vacaciones no descanso mucho porque ando de arriba abajo visitando familia, hay demasiadas cosas que nunca dejo (y creo que nunca dejaré de echar de menos). Me reconfortan las voces, los olores, el tacto… Es como una regeneración, un regreso necesario. Sé que estos meses tengo el blog muy abandonado, que escribo poco y rápido, que ya no queda ni rastro de las primeras entradas…. Lo sé. La cueva no esta pensada para ir disminuyendo, y, sin embargo, a duras penas se mantiene en pie. Nunca me ha gustado decaer, prefiero abandonar antes de morir. Sin embargo, hay algo que me mantiene aquí. No he preparado nada para el tiempo que no voy a estar, pero lo he hecho a propósito. La cueva también se va de vacaciones. En septiembre ella y yo decidiremos si sobrevivimos o nos retiramos a tiempo.
Cuidaos y sed felices. Mil besos a todos los que aún me siguen leyendo y opinando sobre mis entradas... Nos veremos cuando vuelvan el otoño y las mariposas