La cueva está sola y vacía….. Me mira desde dentro y llora. Chirría de grietas y de humedad. Me queda mucho por limpiar, mucho calor que sentir, muchos días que ver el reflejo del sol. La cueva me mira y me reprocha su existencia, da golpes sin que yo me de cuenta, me grita con sonidos que tiemblan al paso de mis pies. La cueva duele. Me abraza pero siento frío. Me quiere para ella sola. A veces me enfado con el eco y me voy, dentro, más adentro todavía, donde ni siquiera la cueva me encuentra. Donde no hay reflejos, ni días, ni horas, donde no hay tiempo ni….. vida. La cueva resiste mis enfados con resignación, pero cada vez que me pregunta por qué me doy medio vuelta y hago como que no la he escuchado. La cueva y yo no sabemos quiénes somos ni por qué tenemos que salvarnos la una a la otra.