“El cambio de escala es a veces una cuestión de supervivencia. Primero vemos la montaña y luego dibujamos una línea en el mapa. Así, línea a línea, formamos la cordillera que no podemos abarcar con los ojos y, solo a través del ejercicio de la reducción, somos capaces de trazar un camino, tal vez, también, de transitarlo. De todo lo que nos importa y no comprendemos terminamos por dibujar un mapa, alterando al hacerlo el verdadero tamaño de nuestra ignorancia.”

viernes, 30 de abril de 2010

primera parte de una idea por desarrollar

La historia de tu vida, dos espejos sin limpiar, tres balcones con sequía, una noche sin jugar. El alcohol de las heridas, las espinas que sacar, los pellejos que sobraban  de la piel de nuestro azar. El adiós que no creías Otro martes que quemar. Nuestras viejas pesadillas. Las miradas que te fumas Cuando tratas de olvidar.Él lo sabía, No había nada que esperar,Ni conjugar ningún verboCon alguien a quien amar.

miércoles, 14 de abril de 2010

Quiero una casa encantada con espejos redondos y lunas de aceite. 
Quiero tus ganas vagando por las escaleras de cada planeta y que vuelvas a verme sentada en los ojos de cada estación. 
Quiero campanas gritando llamando a morir, a morirse el silencio, 
quiero refugios de menta y de siempre, tu voz. 
Quiero alejarme y que el mundo recuerde mi nombre, 
quiero perderme y que huelas mi ropa en la silla de cada septiembre donde comencé. Quiero soñar por las calles sin saber a dónde, 
quiero ser dónde, ser cuándo y entender por qué. 
Quiero llorar sin parar durante horas enteras y que no me pregunten ahora qué es posible hacer. 
Quiero mis antecedentes y mis primaveras, 
y eso ni se recupera ni se vuelve a ver. 
Quiero viajar encerrada en la nave del tiempo y quedarme siempre donde fui feliz, 
entre hojas de otoño y besos eternos, 
hoy quiero ser débil para renacer. 

jueves, 8 de abril de 2010

Pensión compleja

Antes que nada, perdona si huele un poco a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse. 

Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo, que hoy nos vamos a poner moraos.

Y hablando de ponerse, vete poniendo cómoda, que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más.
Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez. El espacio es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño como para sentirse incómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras. Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansados de merodear por vida ajenas. No pises aún, que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso. 

El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón. 


No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú.
Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve a entrar pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican ni los recambios.

Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitarán más de un lavado, es inevitable. Y ha cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo. Eso sí, no te preocupes por lo que pase con las sábanas, que las mías lo aguantan todo. 

Para acabar, te he dejado un baño de princesa, una cama de bella durmiente, un sofá de puta de lujo y algo de pollo hecho en la nevera. Para que los disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión. Aquí no vienes a rendir cuentas, sino a rendirte tú. Aquí no vienes a competir con nadie, sino a compartirte a mí. Y lo de dar explicaciones, déjalo para el señor Stevenson. 

El resto, no sé, supongo que está todo por hacer. Encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en la fachada y estructura.

Dime que tienes toda la vida, y voy pidiendo presupuestos.
Dime que intentaremos toda una vida e iré encofrando mis nunca más.
Risto Mejide, ese hombre que levanta odios y pasiones.  Aquí no vienes a rendir cuentas, sino a rendirte tú..... Entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando.... Me parece magnífico.