llevan años publicando en los periódicos que estoy perdido.
Sigo perdido hasta próximo aviso.
El lenguaje es ya insuficiente para pronunciarte
y las palabras son como caballos de madera
que corren tras de ti noche y día, sin alcanzarte.
Siempre que me acusan de quererte,
me siento superior; convoco una rueda de prensa
y reparto tus fotos a los periodistas,
aparezco en la pantalla del televisor
con la rosa del escándalo prendida en mi ropa.
Escuchaba a los enamorados
hablar de sus amores, y me reía.
Pero cuando volví al hotel
y tomé el café, solo,
supe cómo penetra el puñal del amor en el costado
para no salir nunca.
Mi problema con la crítica
es que siempre que escribo un poema en negro,
dicen que lo he copiado de tus ojos.
Mi problema con las mujeres
es que siempre que niego mi relación contigo,
oyen el tintineo de tus pulseras en la vibración de mi voz
y ven tu camisón colgado en el armario de mi recuerdo.
No me acostumbres a ti: el médico me ha aconsejado
que no mantenga mis labios en los tuyos
más de cinco minutos, ni me siente bajo el sol de tus pechos
más de un minuto, para no abrasarme.
Si conoces a un hombre que te quiera más que yo,
preséntamelo para felicitarlo
y luego matarlo.
Nizar Qabbani